miércoles, 14 de septiembre de 2011

Carta de despedida de Henry Miller a Anaïs Nin



Te redeseo con la desesperación y el anhelo de lo imposible







Qué son las despedidas si no saludos disfrazados de tristeza? Lo mismo que el deseo y el placer de verte mientras te desnudas y te envuelves en la sábanas. Nunca has sido mía. Nunca pude poseerte y amarte. Nunca me amaste o me amaste demasiado o me admiraste como la niña que toma una lente y se pone a ver cómo marchan las hormigas y cómo, en un esfuerzo inacabable y lleno de fatiga, cargan enormes migajas de pan. Qué son aquellas noches lluviosas en medio de la cama de un hotel. Qué el recuerdo de nuestros pasos por la calle, en el teatro o en la sala de conciertos. Qué son los recuerdos de los celos y de tus amantes y de June y de mis amantes.




Anaïs, no creo que nadie haya sido tan feliz como lo fuimos nosotros. No creo que exista en la historia del hombre y de la mujer un hombre y una mujer como tú y como yo, con nuestra historia, nuestras circunstancias; con aquello que se desbordaba en las paredes, el ruido de la calle y la explosión de tu mirada inquieta de ojos delineados en negro; con la sinceridad de tu cuerpo frágil y tu secreto agresivo e insaciable. El recuerdo puede ser cruel cuando estás volando febrilmente a tu próximo destino, a otros brazos que te reciban expectantes y hambrientos. El recuerdo de tu diario rojo que tirabas en la humedad de la cama entre tus labios entreabiertos y mis ganas de desearte. Te deseo. Te deseo con la desesperación y el anhelo de lo imposible y ya te has ido y tal vez, en un sueño imaginativo y romántico, leerás estas palabras una y otra vez, en medio de mi ciudad con la gente pasando en medio de las calles y la sorpresa en tus ojos y la gran dama con el fuego en la mano derecha.



Mi querida Anaïs, ma petite, ma jolie, infanta inquieta de sal nocturna. Te extraño cuando huyes de madrugada y te extraño cuando camino y me tomo un café en la calle; te extraño cuando June se acerca cariñosa y cuando paso por los grandes aparadores. Te extraño casi a todas horas: cuando escribo, cuando te pienso, cuando escucho las campanas que me anuncian que ya son las tres, cuando me acuerdo de las horas interminables entre humo y whisky, cuando tengo una comida que dura toda la tarde, también cuando me despido de ti cada día a la misma hora, cuando como en aquel lugar donde nos dio el aire y cuando escucho la radio. Adiós, Anaïs, adiós. Ya nos encontraremos en otras vidas y en otras vidas podré poseerte y quedarme contigo para siempre. Ya te veré en medio de la nieve y entre libros y vino. Adiós, tuyo siempre


Henry





CARTAS A ANAIS NIN

Dos cartas tumultuosas de Henry Miller a Anaïs Nin

Carta de despedida de Henry Miller a Anaïs Nin


CARTAS A BRENDA VENUS

Primera carta de Henry Miller a Brenda Venus...

Segunda Carta de Henry Miller a Brenda Venus

Tercera carta de Henry Miller a Brenda Venus

Carta cuarta de Henry Miller a Brenda Venus

Quinta carta de Henry Miller a Brenda Venus

 





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7 comentarios:

Su Xiaoxiao dijo...

Las cartas de Henry a Anaïs son una auténtica joya...siempre es un placer enorme leerlas! Gracias por compartirlas, Carlos... Ojalá abundaran más hoy día corresponsales como Henry Miller!
Un beso :)

A.M.G dijo...

Henry Miller desde muy chica me fascino aunque entonces no lo entendia bien, hoy sus palabras en la mente de aquella pequeña, son mi despertar... un saludo

A.M.G dijo...

Sobre Anais umm la envidiare siempre tan cercana a a los grandes...

María dijo...

"Las cartas" recuperan su dinamismo y tus lectores recuperamos la riqueza de esta literatura que tanto mitiga nuestra avidez de conocimiento.
Gracias Carlos, por traernos estas joyas llenas de sentimientos y belleza desbordante.
Abrazos.

Anónimo dijo...

Recuerdos...de cierta historia,hermosa carta,Carlos.

A.

etcétera dijo...

Qué son las despedidas si no saludos disfrazados de tristeza?

?

Anónimo dijo...

Belleza infinita, pasión genuina, literatura y amor. Gracias. Rosina Valcárcel.